El depósito de un coche tiene una capacidad fija, pero si sabes cómo hacerlo, puedes echarle unos cuantos litros extra. ¿Cómo es posible? Todos los coches tienen una zona donde se expanden los gases que, si la vacías, es posible conseguir un poco más de espacio.
Hay dos trucos para lograrlo.
1. Apretando el botón para sacar los gases
Seguro que al echar gasolina, has escuchado un “clac” que nos avisa de que el tanque está lleno. Eso pasa porque cuando el nivel de combustible llega al tope de la manguera, el aire no puede entrar y la bomba deja de echar diésel o gasolina.
Algunos modelos de coches más modernos (sobre todo Citroën o Volksvvagen) tienen un botón o válvula cerca de la boca del tanque que te permite vaciar la zona de expansión de gases. En estos casos simplemente tendrías que activarlo. Para ello, tienes que apretar la válvula con la boquilla de la manguera para que los gases salgan al aire.
Cuando el personal de la gasolinera identifica este botón, suelen preguntar a los clientes si quieren que lo hagan al llenar el depósito.
Con este truquito puedes aumentar la capacidad para que quepa más combustible. ¿Cuánto? Pues entre ocho y quince litros, pero eso depende de cada modelo. Eso sí, no es recomendable hacerlo en épocas de mucho calor o si vas a hacer trayectos cortos.
2. Echar el combustible despacito
La forma en que echas gasolina (o diésel) también afecta a cuánto puedes llenar el depósito de tu coche. Cuando echas el combustible, se forma una espuma que evita que entren más litros. La espuma activa un mecanismo de seguridad en la manguera que corta el suministro.
La acumulación de espuma en la boquilla y en el tanque crea bolsas de gases que dificultan el llenado completo y hacen que tardes más en echar gasolina. Esto pasa con más frecuencia en los coches diésel ya que es más denso que la gasolina, por lo que la espuma se forma más fácilmente.
Puedes evitarlo hasta cierto punto controlando la velocidad con la que echas gasolina. ¿Cómo? Pues apretando más o menos la manija para regular el flujo del combustible. Cuando el tanque está casi vacío, es mejor apretar al máximo para llenarlo rápido.
Pero a medida que el nivel de gasolina o diésel sube, tienes que reducir la velocidad para evitar que la presión forme espuma y no puedas llenar el depósito por completo.