¿Deberíamos dejar de usar el coche para trayectos cortos?

La tendencia general en las ciudades más importantes es ir poco a poco reduciendo el uso de coches particulares que funcionan con gasolina o diésel a favor del transporte público. Es una solución necesaria para controlar las emisiones contaminantes y asegurarnos de tener un aire de buena calidad.

Pero no solo los ciudadanos sufren las consecuencias de estos viajes cortos, que suelen ser de unos pocos kilómetros y son responsables de gran parte de la contaminación y de los típicos atascos en las calles de la mayoría de las ciudades.

Los propios coches también sufren las consecuencias de estos trayectos cortos. Si los haces a diario, se desgastarán más rápido y tendrás que gastar más en combustible y mantenimiento.

El motor de los coches que solo hacen recorridos cortos sufre más.

Un coche que haya recorrido, principalmente, carreteras abiertas estará en mejor estado mecánico que otro que haya hecho la mayoría de sus viajes por la ciudad.

¿Por qué es así? Primero, hay que entender qué consideramos trayectos cortos. Por lo general, estaríamos hablando de los viajes de menos de 10 kilómetros (y que pueden ser dañinos si se hacen muchas veces.)

El motor necesita alcanzar una temperatura específica para funcionar correctamente, tanto para que sus partes móviles se lubriquen bien, como para estabilizar el consumo de combustible en niveles óptimos. Si haces constantemente trayectos cortos, las piezas se desgastarán prematuramente y el consumo de combustible será anormalmente alto. Por lo tanto requerirá un mantenimiento más frecuente.

Por ejemplo, al no estar en movimiento de forma continua, el combustible y la humedad en el cárter no se evaporarán por completo con el calor de la combustión, lo que degradará rápidamente el aceite y requerirá su reemplazo anticipado. Además, perderá eficacia como lubricante, desgastando el motor y la caja de cambios más rápidamente y generando más residuos en el interior.

La batería también se desgasta antes con los trayectos cortos en coche

Por otro lado, hay que mencionar otro componente al que no le gustan estos trayectos cortos y a baja velocidad, y que se ve forzado a un esfuerzo extra que reduce su vida útil: la batería.

La batería es fundamental para arrancar el motor y suministrar electricidad a varios sistemas importantes del coche, y necesita mantener su eficacia recuperando energía durante los kilómetros recorridos. Si la carga está baja, si siempre conduces a velocidades reducidas y si arrancas el motor repetidamente en frío, terminarás agotando y dañando la batería de manera irreversible.

En conclusión, es mejor evitar estos trayectos cortos en coche siempre que sea posible. La mayoría de las veces se pueden hacer a pie, en bicicleta o utilizando el transporte público. Y si necesitas usar el coche repetidamente en la ciudad, puede que la mejor opción será un coche eléctrico o uno híbrido, ya que esa tecnología no sufre estos problemas de temperatura que afectan a los motores de combustión.

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